viernes, 4 de mayo de 2012

EL EXILIADO



En un ocaso inducido, escribió un par de rimas insulsas para la abrilesca luna que de nubes se vestía; quince palabras con amor por olor, dieciséis menos una sonatas de media tarde, diecisiete menos dos suicidios asistidos.

En las sandalias de un tiempo menos irascible, se giró al arrabal, a la escuela de bancos verdolaceos para dos, al monte huérfano; saliva brillante en la esquina superior derecha de la página 45 de una frase....la voluntad es una falacia.

Enfundó el revolver de tinta en una caja metálica de galletas que tenía por vaina; sedó el amor con un cuento infantil y encendió en la estufa la memoria analítica, en tanto horadaba la estrofa de una canción "allá afuera todo el mundo va armado"; simuló armarse de pasividad.

Cual socratesco día, en cosecha de cicuta, un beso encafeinado en sus acartonados labios abandono, un susurro en el oído derecho "no te vayas" que el viento atropello, y una huella digital en los dedos de una mano helada.

Yace en la putrefacción de un absurdo soporífero la idea de caminar en reversa sobre aquellos pasos.




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