Una aproximacion insinuada en lo que refiere el tema de igualdad de generos, prescribe en cierto grado el trasfondo de lo social y cultural principalmente, aunque en detrimento de incurrir en segregaciones y fragmentaciones personales, es preciso reconocer la existencia de cánones intrínsecos que nutren la problemática.
De cara a la galería, rios de tinta se han desecado en funcion del auge de las teorizaciones y apologías, (validas desde toda óptica), emanadas por el erudito y el filosofo in situ que adendado se adhiere al susodicho.
El Montaraz pretende con la presente entrada, realizar el estimativo de una variable marcada que desde el estrado de la defensoria de los derechos de la mujer (respetables, imperecederos, inalienables, el maltrato contra la mujer es un acto vil y despiadado que solo practican los cobardes) ha gozado de prescindibilidad; un carácter subjetivo, una inclinación marcada y casi evidente en todos los menesteres que suscitan la supresión de lo inadecuado e inmoral (inmoralidad entendida como el conjunto de procederes que en dado caso atañen en repercusiones al llamado imperativo hipotético).
La equidad no existe, la equidad de genero es un sofisma, es un concepto vago que ha sufrido una degradación metódica y una obstinación casi absurda al ser blanco de tiro de discursos, tertulias, artículos periodisticos, programas de farándula y productos para el cabello, que a la larga carecen de la sutileza y a la vez de la profundidad necesaria para asimilar la verdadera magnitud y la envergadura real de un problema que adquiere una desvirtualizacion casi humillante.
La equidad carece de la significancia y de un carater relevante, porque precisamente -y es lo paradójico- no se administra (¿quien la administra?, ¿que potestad tiene?) con equidad, en la justa medida, para hombres y mujeres, entidades integrables en partes congruentes de la sociedad; es decir, la existencia de maltratos, el registro de muertes, asesinatos, lesiones que se han cometido de parte la población femenina mundial hacia la masculina, no es preponderante, al menos de IGUAL manera al trato que se le puede dar a una situación extrinsecamente reciproca.
"Cuando el hombre agrede a la mujer, las demás la defienden, eso es defender el genero, pero cuando una mujer ataca a un hombre, y los demás lo defienden, eso es machismo"; la simplicidad de un cuasi-silogismo, desde los lentes de la coloquialidad, que devela la parametrizacion errónea que ha adquirido una avanzada mundial que -a consideración del Montaraz- carece de fundamento, en la medida que el concepto de equidad continué en una aspersión totalmente inequitativa.