La tarde ha capturado
tu rostro en la ventana.
Disfrazado de espejo,
hecho de sol.
Y tu carnada de nombre,
en mi playa de palomas.
Tu antología sabia
del temblor que destroza
los cimientos del exilio.
Espía de los tristes:
Mira arriba!
Mira arriba!
Pues la tierra es fría y musgosa
y su lanza de ley, oxidada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario